Martes de enero, debería hacer frío. En la biblioteca el calor es tan alto y espeso que algunos se plantean avanzar a machetazos. Seguro que los machetes se mellarían. Además hay un molesto sonido que no sabría si definirlo como clap o como plap. Después de horas de investigación encuentro la causa del calor: la combinación de unas cuarenta mujeres entre los 16 y los 30 años y el factor de inflexión. El factor de inflexión son unos ojos azules pegados a un guaperas rubio con camisa a rayas. El cabrón debe ser ingeniero además. Y seguro que se llama Baron Von Muchaverga. O Jean-Claude de là ostia III. O Howard Powerfull. O Sergei Rabosky. Algunos nos conformamos con llamarnos Luis, Koldo en algunas ocasiones, y cultivar la envidia sana. Y copiar lo que ya está hecho con la esperanza de crecer. Así no se puede estar en una biblioteca.Sigo sin encontrar el causante de ese molesto clap plap.